5 jun 2009

Green Day - 21st Century Breakdown

Desde aquellos tiempos en que los Green Day eran los mocosos punk noventosos que nadie pensó que crecerían, todo lo que hacen termina siendo una sorpresa. ¿Qué es más bizarro? ¿Qué suenen tan ambiciosos y audaces en su octavo álbum o que hayan hecho un octavo álbum? De cualquier manera, los perros callejeros losercore que tomaron las radios en 1994 cantando "no tengo motivación", con Billie Joe Armstrong reventado en el sillón de su mamá, terminaron siendo la última banda en pie, haciendo honor a los más nobles ideales de su época y escribiendo sus canciones más duras cuando hace tiempo que bien podrían haber ido a parar a un reality sobre celebridades en rehabilitación. Y lo lograron con una maldita ópera rock.

American Idiot podría haber puesto punto final a su carrera, pero ese disco no sólo rescató a Green Day del limbo de la mediana edad: también cargó sus baterías musicales. Con casi seis millones de copias vendidas hasta el momento, Idiot se convirtió en el tipo de batacazo rockero multiplatino que se supone que ya no debería existir, porque Green Day creció hasta convertirse en el tipo de banda que ya no debería existir, que ruge con enorme pasión y corre el riesgo de caer de narices con su gran declaración de principios.

21st Century Breakdown es aun mejor; está hecho con tanta maestría y confianza que hace que Idiot parezca sólo una entrada en calor. Es otra ópera rock, con un álbum dividido en tres partes: "Heroes and Cons" [héroes y convictos], "Charlatans and Saints" [charlatanes y santos] y "Horseshoes and Handgrenades" [herraduras y granadas]. Pero esta vez no hay excursiones de nueve minutos: sólo dos de las dieciocho canciones llegan a los cinco minutos de duración. Y la banda encapsuló sus ideas en las canciones más duras y ajustadas de su carrera. Armstrong le da un aire compasivo a sus gruñidos, incluso cuando escupe líneas masoquistas como "Mi generación es la cero / nunca triunfé como héroe de la clase trabajadora".

Al igual que American Idiot, 21st Century Breakdown es una épica setentista, que cuenta la historia de dos amantes punks dados a la fuga en medio de las ruinas de la América post-Bush. Los héroes son Christian y Gloria, dos chicos traicionados por la iglesia ("East Jesus Nowhere"), el Estado ("21 Guns") y todo adulto en el que alguna vez creyeron ("somos los desesperados en decadencia / criados por los bastardos de 1969"). Christian es el impulsivo, el autodestructivo ("Christian's Inferno"), mientras que Gloria es más idealista y política ("Last of the American Girls"), pero son forzados a cuidarse mutuamente, porque nadie más lo hará.

Durante todo el disco, Green Day combina golpes punk con su nuevo amor por la grandiosidad del rock clásico. La canción que da nombre al disco es un opus con varias partes, que rinde tributo, de forma más bien picarona, a una buena cantidad de himnos radiales de mediados de los 70, como "Bohemian Rhapsody" de Queen.

Sus baladas más brillantes están en este disco, y "Last Night on Earth" podría ser Air Supply. Pero lo que más resalta son los himnos punk a pura furia. Pasan a toda velocidad por locuras guitarreras con influencias latinas ("Peacemaker"), cánticos bootboy del tamaño de The Clash ("Know Your Enemy") y garage crudo de cuatro acordes ("Horseshoes and Handgrenades").

Esta vez, Green Day deja en claras sus opiniones sobre la religión con "East Jesus Nowhere", su ataque a la hipocresía cristiana. Parte de lo que emociona en 21st Century Breakdown es que los muchachos de Green Day no necesitan exigirse tanto, y revitalizan la idea misma de los rockstars importantes con algo que decir sobre el mundo real. Están cumpliendo promesas que jamás hicieron, promesas que dejaron atrás las bandas noventosas de altos principios que se desbarataron en el camino. No deja de ser una continua sorpresa el hecho de que sean los Green Day quienes tomen la posta y corran con ella, y eso termina siendo parte de lo que convierte a 21st Century Breakdown en algo tan fresco y vital: Green Day suena como si sus integrantes estuvieran tan sorprendidos como nosotros.

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